Los meses de enero y febrero, si el año es bueno,  son los meses cuando suele caer nieve en las cumbres con más abundancia, sobre los riscos que bordean La Caldera, en la Cubre Nueva, en el pico de Bejenao, sobre Birigoyo, El Refugio, La Barquita y los Pinares del Gallo, entre otras zonas, esto significaba que el verano entrante no habría “Mermas” ya que las galerías que surten  de agua a nuestro pueblo verían aumentar su caudal pues al derretirse las nieves y por filtración bajaría el agua hasta ellas y eso era y es un motivo de tranquilidad para garantizar tanto el agua de consumo humano como la de riego para los meses de “Seca”.

En febrero había que realizar la tarea de la poda principalmente la de la viña pero también la de los árboles frutales si se tenían, en éste mes y en Marzo preferentemente se comenzaban a sembrar la huertas, los frutos que éstas daban eran para el autoconsumo, tales como las verduras de toda variedad y principalmente las papas; las variedades más usadas por entonces eran las conocidas como bonitas y las blancas, solían sembrarse sobre la segunda quincena de febrero y permanecían en la tierra por un periodo de tres meses  hasta “La cavada”   y su posterior recogida. Desde finales de marzo y durante el mes de abril se sembraba una variedad de papas conocida por nuestra gente con el nombre de: “Autodatas” éste es uno de los muchos anglicismos que tenemos en el habla tradicional canaria, que viene del inglés: “out of date” cuyo significado en español es: Fuera de temporada.

CAVANDO LAS PAPAS (fuente fotos El Paso )

 

En mayo que tradicionalmente según nuestra gente es un mes malo para sembrar lo único que se ponía en tierra eran los boniatos pero ya en éste mismo mes comenzaban los trabajos más duros y exigentes, uno de ellos era la siega, en mayo la cebada y en junio el trigo, ya en éstos meses se deja sentir los calores en nuestro pueblo con cierto rigor y la siega a mano no es un trabajo nada suave y no solo esto sino hacer “Las acarreas“ a lomos de bestias hasta los frescales junto a las eras acto seguido la trilla, usando yuntas de ganado vacuno, según la cantidad de trigo o cebada recogido estas labores podían durar varios días y casi siempre por la cantidad de trabajo humano que necesitaban se hacían reuniendo gallofas, pues llevaba aparejado varias tares como digo: segar, acarrear, formar el frescal, trillar, aventar, separar el grano de la paja, ésta última para alimentar al ganado y también si era de cebada se solía usar para renovar el relleno de los colchones de las camas, el grano una vez recogido y guardado en caja de tea era usado preferentemente para la fabricación del gofio, eso sí, previo tostado a fuego lento de leña en tostadores de hierro y sin dejar de remover el grano con “El mejeriquero” hasta que estuviese en su punto justo de tueste y después al molino a esperar turno, la molienda se solía pagar en especies o en una cantidad de dinero previamente ajustada con el molinero.

AVENTANDO EN LA ERA ( fuente Armenio )

Entre finales de abril y mayo se cogía la hierba a “Podon“  para echarla a secar al sol sobre el mismo terreno donde se cortaba, balangos, centillas, uña gato, corneta, rillaboy, etc. Y a partir de la segunda quincena de mayo y durante el mes de junio, lo mismo, pero con las tederas, pasto éste muy apreciado por los campesinos de El Paso, una vez seco en el campo se recogía en pacas y se traía hasta los pajeros donde en un hoyo construido al efecto se guardaba para reserva alimenticia del ganado hasta la nueva cosecha del próximo año.

También en el mes de junio comenzaba una de las labores más duras y exigentes para el hombre del campo de mi pueblo, ésta era la temporada del tabaco, de junio a octubre, prácticamente a diario,  algo había que hacerle al tabaco; sólo para contar lo que el cultivo y posterior proceso de secado, enmatulado y empilonado del tabaco necesitaría mucho más papel del que aquí empleo, lo intentaré resumir; ya dijimos con anterioridad que allá por el mes de enero se hacían los semilleros del tabaco, mientras salía “La postura“ había que irla entresacando para dejarle espacio a las matas y que se desarrollasen debidamente, como ya hemos dicho en el mes de junio se preparaban y surcaban las huertas para sembrar la postura, una vez ésta en tierra eran tres meses de trabajo, que conllevaba gran dedicación, cuidado y experiencia había que regarlo con sumo cuidado, arrimarlo, desbotonarlo y cuando “La mata de tabaco”  estaba hecha empezar a cogerlo, esta labor se debía hacer muy temprano antes que el sol diese en la huerta ya que con él la hoja se vuelve “Molanca“ y dificulta su recolección, la cogida se empezaba de la parte baja del tronco hacía arriba en la planta y esta terminaba cuando el agricultor veía que las hojas ya no tenían ni el tamaño ni la calidad  requerida; como decíamos la cogida era por la mañana temprano, se recogía en cestones de carga hechos de varas de follao y castañero luego se ponía a la sombra muchas veces debajo de los parrales y ya por la tarde, después de almuerzo,  se cosía y se colocaba en los “cujes“  siempre dejando el envés de la hoja hacía el exterior, estos cujes eran colocados otra vez al sol en los tendales  para que  comenzase el proceso de secado natural que podía durar entre 7 u 8 días dependiendo de los tiempos ¡ Y rezando a todos los santos para que no viniese levante ! pues una vez seco la hoja del tabaco es muy quebradiza y si viene viento fuerte podía destrozar toda la cosecha, pasados los días del tendal se metían los cujes para el secadero, “pajero» preparado al efecto para colocar los cujes en un entarimado hecho  con troncos de pinos jóvenes conocidos como “Jibrones” en éste lugar permanecía hasta finales de Septiembre o principios de Octubre, hasta que comenzaban los tiempos frescos,  y los primeros “brumeros» suavizaban las hojas secas para poder facilitar la manipulación del amarrado en montoncitos de hojas llamados  “matules“ solían amarrarse con ariques (tiras de corteza de las plataneras secas y humedecidas para que no se rompieran ) terminado el amarrado se colocaba todo junto en un montón llamado pilón, dónde comenzaba el proceso de fermentación y curado del mismo. Luego a esperar que tuviera la calidad exigida al tabaco de El Paso, que todo sea dicho fama tenía y bien merecida de ser de los mejores; tocaba esperar que vinieran los compradores, tabaqueros o la mayor industria conocida en nuestro pueblo “Tabacos Capote“ y ajustar el precio, El dinero obtenido por la venta del tabaco sin duda era la mayor reserva económica que podía tener una familia  conjuntamente, como ya hemos dicho, con la venta de las almendras; “era el banco en casa»  para usarlo en lo justo e imprescindible ya que  lo demás que se producía era para el autoconsumo.

COGIENDO TABACO ( Fuente familia Díaz Afonso )

Para terminar, no quiero dejar de hacerlo sin nombrar otra de las reservas alimentarias de las casas de El Paso, la dejo para el final por puro egoísmo ya que era mi preferida y esta es: “La fruta pasada” aquí principalmente tunos e higos que se echaban al sol sobre los paredones en los meses de verano y se recogían antes de que las primeras aguas los mojasen para meterlos en las cajas de tea. Aún recuerdo aquellas meriendas que mi abuela Andrea me daba, allá por los años 60 del pasado Siglo XX, un puñado de higos y otro de tunos pasado y a correr y a jugar a la pelota pal Camino del Verde con los amigos de siempre.

 

Gallofa recogiendo higos para echar al sol ( Fuente Familia Capote Díaz)

Me gustaría cerrar éste relato con un cuento que me hacían de un vecino de esos llenos de sabiduría y años de los que abundan en mi pueblo de El Paso:

Por aquellos años pasados al hombre le preguntaban: ¿Qué te parece al que han puesto de alcalde? a lo que “El cristiano” respondía: Tenga yo la pipa del vino en la bodega, el barril de la carne del cochino lleno, papas, higos y tunos en las cajas y algunos “duros” en la “gaveta”  ¡Y pongan de alcalde a quien quieran!.

Mi más sincero agradecimiento a todos “MIS MAESTROS” que lo han sido, muchos e inmejorables, unos están y otros se han ido, pero todos ellos han grabado en mi mente y en mi alma mucha de la sabiduría que atesoran sobre la cultura tradicional de mi querido pueblo de EL PASO.

Quiero dedicar este relato a alguien muy especial, no ya como uno de éstos maestros ¡que los és ! y si no hubiera sido por su gran conocimiento de las tradiciones y la cultura que aquí expongo no hubiera podido escribirlo:

Jesús Manuel Capote Díaz “Mi Suegro y un segundo Padre”

 

Fdo. Carlos Cecilio Rodríguez López